Quiéreme libre

como flor sin fragancia,

como huella sin camino,

soy águila en el cielo,

caballo en la tierra,

delfín en la mar.

Soy lluvía,

estrella en la arena,

la tormenta que pasó,

los días que no vinieron.

Soy dulce, amarga.

Soy yo.

Náufraga y mendiga,

caprichosa divina,

soy el todo y la nada,

pero soy yo 

sumergida en la añoranza

pletórica en los deseos,

corazón entregado, corazón desvalido.

Soy agua del río,

tempestad de olvidos.

Soy de aquí, de allá,

no soy eterna, nunca fui canción.

Quiéreme libre,

natural,

sin armaduras ni vestiduras.

Soy volcán en espera,

hoja de otoño, risa de primavera, 

frescura de verano y leña de invierno.

Soy peregrina,

creadora de ilusiones.

Imaginativa,

profunda e intensa cuando escribo,

serena y perdida cuando camino.

Ausencia en las palabras,

abrazos con el alma,

pero soy yo,

un tornado de emociones aguardando al sol.

Ola en las horas,

sensual y coqueta…

Salvaje y apasionada, conquistadora.

Amante y amiga,

pero me lleva el viento en sus alas,

me lleva libre en su vuelo

tan suave, tan ligero

como el canto de sirenas al alba.

Quiéreme libre,

sin fragancias, sin vestiduras,

en la pasión, en la locura,

con la piel, con el alma.

Quiéreme libre,

como ave que pasa,

como hiedra que se alza.

Quiéreme libre,

en las frases, en la boca,

en las promesas, en las metas,

porque soy fracaso,

soy lucha, soy guerrear,

soy la llaga, soy dolor,

soy suspiros, verdad, sensibilidad.

Soy alegría,

la danza que late al viento,

la fragilidad en tus manos,

las espinas en los huesos,

el corage de ayer, la fuerza de hoy,

el sueño de mañana.

Quiéreme libre.

 

Poema extraído del libro Latidos